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Las carreras preparatorias: el medio, no el fin

Por Alfonso Rodríguez Vera.- En las carreras de caballos, una carrera preparatoria no es el objetivo final, sino un paso dentro de un plan mayor. Su función principal es ajustar detalles, evaluar la condición del ejemplar y prepararlo para la prueba más importante que viene después, conocida en el ambiente como “el bonito”. Esa carrera clave es la que realmente marcará la diferencia en la campaña del caballo.

Un claro ejemplo de esta dinámica es el Jim Dandy Stakes (G2), que se disputa en Saratoga cada verano. Para muchos entrenadores, esta carrera es simplemente una puesta a punto con miras al gran objetivo de la temporada: el Travers Stakes (G1), que se corre poco tiempo después en la misma pista. El Jim Dandy permite que los caballos ganen forma de competencia, recuperen sensaciones y, en muchos casos, calibren si están preparados para enfrentar un reto mayor.

No obstante, algunos ejemplares son tan superiores al lote que enfrentan en el Jim Dandy que logran ganar incluso corriendo al 80 % o 85 % de su condición. Esto no contradice el concepto de preparatoria, sino que demuestra la clase y calidad del caballo. De cualquier modo, para la mayoría, la verdadera meta está en el Travers, la carrera que puede consagrar una campaña y dejar una marca imborrable.

Entender este proceso es clave para valorar correctamente cada actuación. Las preparatorias son el medio para llegar al fin; no siempre se ganan con el mismo ímpetu, pero sí son indispensables para alcanzar “el bonito” en óptimas condiciones.