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Falleció el turfman peruano Carlos Roe

NOTA OFICIAL.- harasloseucaliptos.com .- Un hombre de éxito. Así forjó su destino Carlos Roe Battistini, como un profesional de prestigio en el campo de la medicina, uno de los pilares de Laboratorios Roe y hombre querido en la hípica. Esa actividad de la cual fue principal dirigente, como Presidente del Jockey Club del Perú, entre 2005 y 2011. Hoy, miércoles, se marchó de este plano terrenal, dejando un vacío tremendo entre quienes gozaron de su amistad.

Hombre de sonrisa franca, ese carisma innato que le permitió estar rodeado de gente que apreciaba su compañía. Una actitud positiva con la que siempre asumía los grandes retos. Así se le recuerda, en estos últimos tiempos, convaleciente, pero sin desconectarse de la hípica. “Es una gran emoción, estoy feliz”, nos decía, hace un par de semanas, cuando su Haras -Los Eucaliptos- alcanzaba hasta ocho victorias, incluyendo la del potrillo debutante Brisko, con sus colores.

A pesar de ello, el látigo de una enfermedad inclemente fue apagando su luz, hasta la madrugada de este jueves, cuando sobrevino el desenlace. Sin embargo, queda el legado Carlos Roe Battistini, médico que además ejerció en Clínica San Felipe, con el reconocimiento que lo calificaron como un profesional a carta cabal.

Una estela de méritos que lo acompañó en su paso por la hípica. Como él nos refirió alguna vez, se inició como propietario a los 18 años de edad. “Fui hípico antes de saber leer y escribir. Era apenas un niño y Gustavo Luna Vertiz era el presidente del Jockey Club del Perú y nos llevaba al hipódromo, había el nexo porque también él era laboratorista al igual que mi padre”, relató, quien luego se convirtió en dueño de El Escocés con el que ganó el Clásico Enrique Martinelli Tizón.

“Este espectáculo te hacía levantar de los asientos, el hipódromo era un verdadero termómetro de la sociedad, un espacio muy concurrido, de mucha casta, época en la que no había celulares ni casinos. Tenías que estar aquí”, describe esa hípica de antaño, la cual se fue degradando.

Mientras Roe emprendía sus estudios como Laboratorista Clínico en Boston, EEUU, recibió la propuesta de ser parte del directorio que presidiría Roberto Álvarez
Calderón(Robalca). “Fue en 2004 cuando me convoca el grupo de Robalca y me hacen ver la realidad, la hípica en su nivel más espantoso. Le debíamos a todos los bancos. No había ni 1500 caballos en el hipódromo, hasta se le adeudaba 4 millones a Sedapal. El número de nacimientos no sobrepasaba los 300 al año. Además, nadie hacia nada para remontar este escenario, en el plano internacional éramos un paria”.

Allí, en medio de tal incendio, la figura de Carlos Roe fue unificadora, la de tender puentes, tanto en lo interno como en lo externo, para el relanzamiento de la actividad. Su posición frente a la OSAF se describe como vital para mantener al Turf peruano con su cartelera de carreras de Grupo.

Como propietario, acarició esa gloria soñada con caballos clásicos al estilo de Polizonte, también como criador disfrutó de las fotografías en el herraje con la campeona Juliana. Además de emprender el proyecto del Haras Los Eucaliptos, con notable brillo, de la mano de su entrañable amigo Hugo Luna.

Se puede decir que el fallecimiento, hace tres años, del también criador fue un punto inflexión para Carlos Roe. “Hugo (Luna) era un hombre excepcional, distinto. Nos conocimos desde siempre por la gran amistad de nuestros padres. Y desde antes de los diez años estuvimos profundamente involucrados al caballo de carrera”, lo describe.

Hoy, seguramente, ambos prosiguen con Dios y La Virgen, como testigos hacia ese camino del descanso eterno, mientras nos aguarda días, meses o años del viaje eterno del escritor emblema, de nuestras angustias, atropellos y dolores. Así debemos sacar fuerzas para seguir el rumbo en la ruta triunfal porque no hay otra respuesta.

La hípica con su maravilloso encanto, suele ser de esas cosas gratas que nos da la vida para iluminar los que fueron oscuros senderos. A pesar de todo, la vida es bella, verdad dicha en un film maravilloso. Y con esa referencia despedimos a Carlos Roe que la disfrutó a plenitud.

foto: 50 años vinculado formalmente al Turf peruano (Liliana Ypenza)

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